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Phelps: el Rey de Pekín

►Phelps: el Rey de Pekín
JORGE EBRO
EL NUEVO HERALD




Cuando le preguntaron a Mark Spitz cómo definiría en una palabra la gesta de Michael Phelps, el hombre de 58 años respondió: "épica''.

Ciertamente, esa es la definición exacta para la hazaña del estadounidense que ayer sumó su octava medalla de oro en el relevo 4x100 estilos con la ayuda de sus compañeros de equipo para convertirse en el único ser humano con ocho metales de ese color en una misma edición de los Juegos Olímpicos.
La cuarteta norteamericana marcó tiempo de 3:29:34, nuevo récord del mundo y Phelps tuvo mucho que ver en el éxito, pues recibió el relevo de segundo y lo entregó de primero a Lezak, quien remató sin grandes problemas.
De paso, el Chico de Baltimore pasó a ser el dueño del mayor número de medallas de un deportista masculino en toda la historia de las citas estivales, marca que compartía hasta hace horas con el ex soviético Nikolai Andrianov, uno de los mejores gimnastas de todos los tiempos.
Tras el susto "tecnológico'' de los 100 metros mariposa -tuvieron que revisar el video y otra vez para confirmar su triunfo- el último oro vino sin mucho contratiempo, porque en este relevo Estados Unidos es el eterno campeón mundial y olímpico.
Hombres como Aarón Peirsol, Brendan Hansen y Lezak, quien mantuvo vivas sus esperanzas de conquistar ocho oros al sacarle las castañas del fuego a los estadounidenses en el relevo de 4x100 libre, son los mejores del orbe y sobresaldrían más de no haber coincidido en la misma era de Phelps. ¿Mala suerte?
Los integrantes de esa cuarteta han cosechado 10 oros, una plata y un bronce en estos juegos. De modo que esta prueba era apenas una formalidad para hacer oficial la entrada de Phelps al cielo olímpico.
Phelps, aunque necesitó de ellos para completar su misión imposible, vive en un mundo aparte. Y no es que no se supiera de antemano, pero la confirmación llego por intermedio de una octava medalla de oro que lo separa, para siempre, del resto de los mortales.
Antes de Pekín, Phelps ya era una leyenda al ganar seis títulos olímpicos y dos bronces en Atenas 2004, y con su triunfo de ayer aumenta su cosecha a 14 medallas de oro y dos bronces en Juegos Olímpicos.
"No tengo duda alguna, es el mejor deportista olímpico de todos los tiempos'', expresó Spitz, quien ha sido uno de los grandes animadores de Phelps en su intento de romperle su propia marca. "Si alguien merecía hacerlo, es él''.
El Fenómeno Phelps ha arrastrado a todos con su fuerza de atracción. De Nueva York a la Habana, de Lima a Ciudad del Cabo, de Londres a Melbourne, la humanidad entera se ha rendido a los pies del multicampeón de Pekín.
"La Barracuda de Baltimore'', le llama el Mercurio de Chile; "La Nueva Leyenda Olímpica'', titula El Badeel de Egipto.; "El Delfín Americano'', destaca en primera página El País de España. Mientras el francés Nouvel Obsérvate lo bautiza como "El Nuevo Dios del Olimpo", el diario dinamarqués Berligske Tidende lo califica como "El Hombre Acuático de Otro Planeta''.
Pero el mejor cintillo se lo dedicó el semanario deportivo chino Titán: "Su Majestad del Agua''. Sí, viva el Rey de Pekín.

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